martes, 15 de diciembre de 2009

Libertad de Prensa 200 Años Despues

“Los déspotas y el mal gobierno antiguo,

inventaron la insurrección, no

el cura hidalgo”.1

A menos de un año de los festejos del Bicentenario de Nuestra Independencia, se puede percibir que en los tiempos actuales las condiciones sociales que imperaban en la víspera de esta revuelta. La pobreza y desigualdad eran una constante, la imposibilidad de poder recibir alguna instrucción académica que estaba limitada a ciertos de sectores de la sociedad, no implicaba una correcta preparación a los pocos que tenían acceso a este privilegio, en la actualidad México vive una aguda desigualdad social, el acceso a la educación pública es limitado en acceso y la educación que se imparte no es de calidad como se ha demostrado.

En el caso de la libertad de prensa en el siglo XIX esta se encontraba condicionada a la aprobación de su contenido, por parte de una corte que fungía como guardián del orden social y las buenas costumbres. Actualmente la prensa no tiene que someterse a la aprobación de alguna institución, sin embargo se encuentra condicionada en algunos casos a los intereses económicos y políticos de los propietarios de los principales medios de comunicación, así mismo los casos de censura han sucedido en estos tiempos donde se propaga una “libertad de expresión simulada” que suele ser coartada con frecuencia.

Los casos de censura que sucedían en aquel tiempo se debían a la idea de que podían alterar el orden social, contravenir el mandato de las autoridades virreinales y faltar a los valores promovidos por la iglesia católica que tenía gran poder. También eran considerados como abusivos aquellos impresos que violaban “la vida privada” de las personas públicas, entendida desde la percepción que existía de ésta en el siglo XIX.

Un claro ejemplo de esta situación, la cual no debería existir dentro de una democracia –como se considera a nuestro país— es el conflicto que desató entre el semanario Proceso, la periodista argentina Olga Wornat y la ex primera dama Martha Sahagún, quien acusó a ambas partes de invadir su intimidad, con la publicación de un texto que revelaba alguno detalles de su matrimonio con Manuel Bribiesca y de sus hijos Manuel y Jorge motivo por el cual exigía la reparación económica y moral de lo que consideraba una serie de calumnias por parte de estas instancias.

Los miembros de La Suprema Corte de Justicia de la Nación negaron un amparo a Sahagún argumentando que el hecho de gozar de los privilegios del poder y de ventilar su vida privada voluntariamente estaba sometida al escrutinio público. Esta situación iba muy relacionada con el “honor” que se quebrantaba con la publicación de ciertos “libelos” que violaban la reputación de prominentes miembros de la sociedad novohispana.

En estos casos los implicados eran castigados con todo el peso de la ley, como consecuencia de su falta de procura al mantenimiento del orden y de las buenas costumbres. Ahora esta situación no se ejerce explícitamente dentro de nuestra sociedad, sin embargo la censura puede ser implícita mediante boicots publicitarios en algunos casos o la misma autocensura que sirve como protección de los intereses.

La impunidad también suele aparecer como podemos comprobarlo en el caso de la periodista Lydia Cacho que denunciaba en su libro “Los Demonios del Edén” la participación de algunos empresarios y personajes de la política en una red de pederastia.

El empresario Kamel Nacif acusó a Cacho de difamación en su contra, ya que en su obra señalaba la activa participación del empresario libanés en dicha red criminal. La periodista fue victima de un contubernio entre las autoridades del estado de Puebla –con la participación directa del gobernador Mario Marín—y Nacif que montaron un operativo para aprehender a Cacho en Cancún, Quintana Roo y trasladada a la ciudad de Puebla para ser procesada en un claro ejemplo de violación a sus garantías individuales y sin recibir castigo alguno los implicados hasta este momento.

No es el único caso el periodista Manuel Buendía fue asesinado por miembros de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad debido a las revelaciones que había hecho en su columna periodística en las que vinculaba a funcionarios del gobierno de Miguel De La Madrid con el narcotráfico. El Estado consideró que esta información afectaría el orden social – cual Junta de Censura—y decidió mediante la participación de estos personajes eliminar a este periodista.

Las agresiones por parte del Estado hacia los comunicadores no han cesado, no obstante en estos momentos también los crímenes contra periodistas son autoría de miembros del crimen organizad, lo que demuestra que la “libertad de prensa” no es ejercida plenamente. No es de sorprender que seamos uno de los países que son clasificados como peligrosos para ejercer el periodismo.

Otro similitud del tiempo de la guerra de Independencia con la actualidad es la enorme influencia que tiene en la Iglesia Católica en cuestiones fundamentales de la sociedad mexicana, en algunos llegando al extremo de tener voz en temas que están fuera de su competencia, en el caso de la prensa en la Nueva España estaba fuera de la ley expresar opiniones sobre la Iglesia o tratar temas que cuestionaran la fe cristiana, por lo tanto los impresos tenían que ser sometidos a una revisión parte de la Junta de Censura que decidía si estos podían ser publicados.

En la actualidad el papel de la Junta de Censura suele ser interpretado por la Secretaria de Gobernación o bien desde el sector privado que suele imponer boicots comerciales a los medios de comunicación, como fue el caso de Bimbo de Lorenzo Servitje que amenazó a la empresa CNI Canal 40, con retirarle espacios de publicidad si transmitía las declaraciones del algunos ex seminaristas por parte del fundador de los Legionarios de Cristos el sacerdote Marcial Maciel, el boicot se anunció días después de la transmisión y a él se sumaron algunas otras empresas que sintieron que era una ofensa al clero.

Canal 40 que comenzaba a ganar audiencia cayó en una crisis económica que llevó a la empresa a moderar su línea editorial y realizar alianzas que resultaron catastróficas. Una vez más se imponía el gran poder del clero, tal como si nos remontáramos doscientos años atrás.

No solo en el contenido se encuentran similitudes entre la libertad de prensa que existía en el periodo novohispano con los tiempos actuales, en aquellos tiempos la autoridad virreinal consideraba que no era prudente que el pueblo tuviera acceso a las publicaciones que se realizaban y se condicionaba éste a las condiciones sociales de los individuos. Sin embargo se consideraba que solo mediante la ilustración de la sociedad podía ser participativa y conformar una opinión pública

No obstante esta libertad en cierto modo era simulada, ya que mediante el consenso se buscaba evitar alguna crítica a las autoridades, la opinión pública estaba supeditada a los intereses de las cúpulas, no obstante se logró la posibilidad de hacer públicas las críticas hacia el Estado.

En la actualidad se busca moldear una opinión pública acorde a los intereses de clase, que proteja los privilegios y aumente la concentración de la riqueza en una minoría, tal como sucedía durante la intervención española.

Finalmente considero que las condiciones que se viven en la actualidad responden a los mismos fines de aquel tiempo.



1 Elba Chávez Lomelí ,“Lo Público y lo Privado en los Textos Decimonónicos “ Libertad de Prensa 1810-1882. 2009 p.35

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